Mary Kay, ketchup, KitKat, keta, Special K… Estos son algunos de los nombres con los que, en el argot de las drogas, se conoce a la ketamina. Unas referencias demasiado simpáticas para una sustancia adictiva que hay que tomar muy en serio: pese a que se concibió para darle un uso médico, puede resultar muy peligrosa cuando se toma sin supervisión profesional o con fines recreativos.
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¿Qué es la ketamina? ¿Es realmente tan adictiva?
La ketamina o clorhidrato de ketamina es un anestésico que su creador, Calvin Stevens, sintetizó para los laboratorios Parke Davis a principios de los años 60.
El Ketalar, como se llamó a este (entonces nuevo) medicamento, pronto se convirtió en una alternativa a la fenciclidina en clínicas veterinarias y hospitales.
Su atractivo radicaba en que era el único fármaco que, por sí solo y a la vez, podía provocar amnesia, analgesia y mantener inconsciente e inmóvil a un paciente.
Sin embargo, no se tardó mucho en descubrir algunas características adversas de la ketamina:
● En poco tiempo puede generar una alta tolerancia. Es decir, la persona que la toma cada vez necesita hacerlo en dosis mayores y con más frecuencia para sentir sus efectos.
● Un alto potencial adictivo. Un consumo continuado pone a la persona en peligro de desarrollar una adicción.
● En dosis subanestésicas, tiene efectos alucinógenos y perturbadores. Además de los depresores, son estos efectos los que, a menudo, buscan quienes consumen ketamina con objetivos lúdicos, ignorando o infravalorando los riesgos que comporta tomarla.
¿Cómo y para qué se consume la ketamina?
Dependiendo del uso que se le quiera dar, la ketamina puede inyectarse (por vía intravenosa o intramuscular), esnifarse y, aunque no es lo más frecuente, ingerirse. Es inyectada en vena cuando tarda menos en actuar: unos treinta segundos.
Sus efectos son de corta duración, de dos a tres horas como mucho e incluso pueden no pasar de 15 minutos. Sin embargo, se tarda más de uno o dos días en que el cuerpo se recupere por completo tras su consumo.
Veamos ahora cuáles son los usos más frecuentes que se le da.
Anestésico y analgésico en personas
La ketamina suele administrarse en procedimientos médicos dolorosos, como distintos tipos de curas o a la hora de tratar quemaduras graves.
Otra función habitual es inducir la anestesia general en intervenciones quirúrgicas cortas, antes de inyectar otros anestésicos y siempre que no sea necesaria una relajación muscular. También puede utilizarse en dosis adicionales a lo largo de operaciones más largas, para mantener al paciente dormido.
Con estos fines es apta para todas las edades y especialmente indicada en niños y pacientes que no colaboran con los médicos durante el proceso.
Anestésico y analgésico en animales
En el sector veterinario se recurre a la ketamina con distintos objetivos: atrapar y contener animales salvajes, manipular con más facilidad a los que se deben estudiar o tratar en laboratorios y clínicas, transportarlos, etc.
Sin embargo, una de sus aplicaciones más conocidas y celebradas en este campo es la de inducir la anestesia a caballos: anestesiar a esta especie siempre había sido una práctica que entrañaba muchos riesgos, pero la ketamina ha resultado ser una forma muy segura y eficaz de hacerlo, además de relativamente económica.
Tratamiento de depresiones graves
En casos muy especiales de depresiones severas en los que han fallado otros tratamientos, es posible recurrir a un derivado de la ketamina llamado esketamina.
Este compuesto se inyecta o se administra con un aerosol nasal, siempre en dosis muy pequeñas y controladas. Por su rápido efecto, puede mejorar el ánimo de una persona inmediatamente, incluso hacer que abandone por un momento alguna idea suicida o perjudicial para sí misma.
Debo insistir en que este uso es excepcional y siempre bajo la supervisión de un médico. De lo contrario, la situación podría empeorar.
Uso recreativo
O lo que es lo mismo, ilegal y peligroso. Pese a ser una droga depresora, combinada con otras sustancias y en según qué entornos (por ejemplo en una discoteca, donde hay luces de colores y mucho ruido) puede tener efectos estimulantes y psicodélicos muy potentes. Algunas personas buscan conscientemente experimentar esas sensaciones, aunque en ocasiones pueden no ser nada agradables.
¿Qué efectos produce la ketamina?
Dependiendo de las condiciones físicas, psíquicas y emocionales de una persona, y también de la dosis que tome, los efectos de la ketamina pueden ser muy diferentes y variar en intensidad.
Efectos en dosis bajas y medias
Parecidos a los que provoca una borrachera, la diferencia entre los efectos que se suelen experimentar con dosis bajas y con dosis medias de esta droga radica en la intensidad con la que se sienten.
● Visión borrosa.
● Dificultad para hablar y pensar con claridad.
● Alegría, sensación de bienestar.
● Pérdida de la coordinación y del equilibrio.
● Percepción distorsionada de los sonidos.
● Leve sensación de salirse del propio cuerpo.
Efectos en dosis altas
Con dosis mayores, es posible que empiecen a notarse los efectos psicodélicos y disociativos característicos de esta droga:
● Anulación del dolor (efecto anestésico).
● Alucinaciones.
● Pérdida de la orientación.
● Pérdida de la noción del tiempo. Un par de horas pueden parecer un instante y viceversa.
● Cuerpo bloqueado, sin poder moverse.
● Disociación, sensación de ascender y abandonar el cuerpo. Cuando aparece este efecto, se dice que alguien ha entrado en un agujero K. Puede vivirse como una experiencia cercana a la muerte o un viaje astral.
● Despersonalización. La persona siente que ella misma no es real, como si estuviera dentro de un sueño lúcido o fuese un personaje de videojuegos al que está manejando.
● Desrealización. En este caso la sensación de irrealidad afecta al entorno.
Efectos físicos
Como todas las drogas, la ketamina también tiene unos efectos a nivel físico sobre las personas:
● Aumento de la presión arterial. La keta es muy peligrosa para las personas que sufren hipertensión.
● Arritmias cardíacas, ya sean bradicardias (cuando el corazón late más despacio de lo normal) como taquicardias (cuando late más deprisa).
● Distonía: contracciones incontroladas de los músculos.
● Laringoespasmos. La persona siente que se asfixia, le cuesta respirar y hablar bien.
● Epilepsia.
● Entumecimiento de brazos y piernas.
Consecuencias del consumo de la ketamina
Consumir ketamina puede tener consecuencias nefastas, tanto al momento de tomarla como a largo plazo cuando se toma regularmente.
Sufrir efectos fatales e inmediatos sobre la salud
En dosis elevadas y en combinación con otras sustancias (como se suele consumir cuando se hace por diversión), la ketamina puede provocar desde una pérdida de conocimiento hasta la muerte por paro cardíaco, derrame cerebral o asfixia, pasando por un coma.
Tener un ataque de pánico o de ansiedad
Es decir, tener un “mal viaje”. Hay quienes viven los efectos disociativos y psicodélicos de esta droga como una suerte de experiencia espiritual o religiosa, especialmente los que tienen que ver con sentirse fuera del cuerpo.
Otros, en cambio, sienten auténtico terror al experimentarlos y entran en pánico.
Ponerse en situaciones de riesgo
Esta es una droga que, además de desinhibir y menguar las capacidades tanto físicas como mentales de una persona, puede llegar a alterar mucho su conciencia, inmovilizarla e incluso volverla agresiva.
Por todo ello, es muy fácil que alguien se ponga en peligro estando bajo sus efectos: porque aumenta las posibilidades de sufrir un accidente, de meterse en peleas o de ser víctima de un delito (a veces se usa para violar).
Desarrollar una adicción
Si la empieza a tomar con cierta frecuencia, es posible que una persona pronto necesite aumentar su consumo de ketamina, debido a la gran capacidad que tiene para generar tolerancia.
Por lo tanto, también es muy fácil que desarrolle una adicción a sus efectos, primero una muy fuerte psicológica y, más adelante, también física.
Las adicciones, a su vez, traen consigo un deterioro de la salud, problemas económicos, conflictos familiares, pérdida del trabajo o de oportunidades laborales, abandono de otros intereses, aislamiento, etc.
Cometer suicidio o intentarlo
Alguien que se encuentre en un estado depresivo o emocionalmente vulnerable podría llegar a suicidarse o a tener pensamientos suicidas por influencia de la ketamina.
Padecer problemas mentales
A largo plazo y con un consumo habitual, la ketamina provoca pérdida de memoria, manía, dificultad para concentrarse, depresión, insomnio y flashbacks; un fenómeno que hace que alguien sienta sus efectos mucho tiempo después de haberla tomado por última vez.
Los flashbacks pueden aparecer en momentos muy inoportunos, influyendo negativamente en la rutina y la normalidad de una persona.
¿Cómo tratar la adicción a la ketamina?
La propia enfermedad de la adicción hace muy difícil que una persona pueda enfrentarse a ella sola. Para evitarse un sufrimiento inútil y aumentar las posibilidades de una recuperación total y definitiva, es necesario confiar en un equipo médico que aborde el problema con un enfoque multidisciplinar.
Son muchas las causas posibles por las que una persona desarrolla una adicción. Por otra parte, las adicciones tienen un efecto en las personas que rodean al paciente, relación que también se da a la inversa: el entorno del adicto ejerce una influencia en su enfermedad.
Es por eso que en Craving Girona trabajamos las adicciones combinando la terapia individual con la terapia en grupo, incluyendo a la familia del paciente.
El tratamiento de la adicción a la ketamina es un proceso largo que abarca distintas fases (desintoxicación, deshabituación, rehabilitación y reinserción). Tomarnos nuestro tiempo y no saltarnos ninguna de ellas es, junto con un trato humano y una atención personalizada, lo que hace que el porcentaje de personas que se tratan con nosotros y consiguen curarse totalmente sea muy alto (actualmente, un 86%).
Conclusión
Aunque sea un fármaco muy útil en medicina y algunos de sus efectos puedan resultar atractivos y placenteros para algunas personas, no hay que olvidar que la ketamina también puede provocar sensaciones muy desagradables y, sobre todo, que es una droga muy peligrosa.
No hay que infravalorar nunca su alto poder adictivo ni las consecuencias que puede comportar su consumo, tanto a corto como a largo plazo.
Si te has dado cuenta o sospechas que tienes un problema con la ketamina, es importante que te pongas en contacto con un centro de tratamiento de adicciones para recibir ayuda de inmediato.